lunes, 24 de septiembre de 2012

L'amour est un oiseau rebelle. Partie 2

Horas pensando, mirando el atardecer. Mi gato y mi perro a mi lado, sin ninguna preocupación en su vida, no hay de que preocuparse. Cojo mi abrigo, unos jeans y mi cabello desarreglado como siempre, alistándome para caminar por la playa. 
Hace un poco de viento, la playa está desierta, la arena blanca en el frío no atrae a nadie, 4 muchachos juegan con sus cometas mientras su madre los llama para irse a casa. No hay preocupaciones en sus ojos, o eso es lo que veo. Pero ¿acaso no puedo analizarme a mi mismo? ¿acaso es natural tener tantas preocupaciones? ¿por que ella sigue en mi mente?. 
No la he llamado, tengo miedo, muchísimo miedo. Es un miedo irracional e ilógico, no tiene un origen ni tampoco un manual para acabar con él. Solo siento miedo, es como si mi alma tuviera miedo de ser prisionera de algo, de alguien. Es como si mi alma no quisiera volver a enamorarse.
Este tipo de miedo, es el origen de mis dudas, de la mayoría de ellas. Lo que no me deja ser libre de verdad. 

Me siento en la arena, son las seis de la tarde, aún hay sol y pocas son las aves que buscan comida en la playa, en el horizonte se divisa dos pequeñas embarcaciones alejándose poco a poco. Y un sol que cada vez se acerca a su sueño. Estas son cosas que siempre he apreciado. 

Llegando al muelle, diviso a una pareja con su perro caminando por el muelle, a sentir la brisa del mar. Ellos van contentos, mientras el  perro camina suavemente, oliendo, mirando a su alrededor.
Está situación me llamó muchísimo la atención, ellos podían ver el universo en los ojos del otro pero el perro no se limitaba a solo "enamorarse" de algo o alguien, el perro, al contrario, se enamoraba de todo a su alrededor, de lo más insignificante hasta el más bello atardecer. Lecciones de vida que no tomamos en cuenta, lecciones que solo pueden enseñarnos criaturas más evolucionadas que nosotros. 

La llamaré, hoy mismo. - le dije al mar, tratando de buscar una respuesta interior. El mar contesto, con olas y sonidos tranquilizantes, mientras acurrucaba al sol que daba inicio a la bella danza de la luna. 
Mi día a culminado, otro día de miedo pero hasta hoy, desde mañana, seré libre al fin.